domingo, 13 de febrero de 2011

Granada.

Ecos de luz resuenan en las fuentes
deshaciéndose en crepúsculos de cruzadas
mientras los laberintos empedrados
desfilan bajo estrellas de montaña.

Baila el tiempo en su vuelo de jardines
donde el sueño está más cerca de la acera
y hay silencios de penumbra roja
que se esconden por las callejuelas.

Saltan gatas risueñas por el parque
persiguiendo sus vidas en burbuja
y hay espejos que a deshoras arden
reflejando princesas sin tacón de aguja.

La noche que hace ruido en la escalera,
los tres pisos sin rutina ni ascensor,
los helados que encaprichan a cualquiera,
los mil y un pasos cuesta arriba y bajo el sol,
los desayunos de chocolate y fresas,
los cumpleaños con velas sin calor,
los cientos de momentos que a fin de cuentas
dan a Granada su magia y su color.