domingo, 23 de enero de 2011

El hotel.

Que vueltas da el sentido,
si empieza a amanecer y no es su voz
quien hace de testigo.

A veces por creer en el amor
se llena de hojas secas el colchón
y de pasado sin futuro el corazón
y cuando llega el momento de hacer limpieza
todo basta y nada sobra,
un gesto transforma la copa en ser princesa
y las horas en un cuento sin memoria.

La luna enciende el cielo,
quiere escuchar historias
y llega a tiempo para ver que cojo
carretera y manta y lleno el vaso
que vacié por no sentirme sola.

Firmo un pacto con mis ganas,
con la noche que aún me atrapa
y hago promesas donde me ato
aferrando el clavo ardiendo de mi orgullo,
pues si fallo me destruyo y si huyo
no hay lugar para ocultar
que es de mí de quien escapo.

Te escucho respirar
y aunque no puedo recordar tu nombre
puedo adivinar qué escondes
y es que cómo va a mentir tu soledad
si la verdad está tan a flor de piel
y es primavera siempre,
dulce y extraña primavera en este hotel...

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