jueves, 26 de noviembre de 2009

A hurtadillas.

Tardé en recordar lo que dura medio parpadeo la pimienta y la sal de los besos de noche que duermen estrellas y me dio por gritar a escondidas a las puertas cerradas. Me olvidé de buscar en mis llaves el portal de tu cama y así espera mi luna perdida, de dosel en dosel, de ventana en ventana, susurrando bajito al oído que tus ojos me atan al rincón más hermoso y discreto del desván de tu alma, ese donde ocultamos miradas, celebramos sonrisas, traicionamos disgustos y también donde osé desgastar el placer y las ganas.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Ecuación vital.

Lo transparente se vuelve opaco con los años. Lo opaco se desintegra, y el polvo cubre cristales y espejos por igual, hasta que hay que esquivar ayeres para encontrar los ángulos refractarios del mañana. Lo simple se transforma en complicado, lo complejo, en imposible, y nos hacemos héroes con andar un solo paso hacia delante.

La ruta natural de la función consiste en ir de abajo hacia arriba, pero la gravedad del efecto dificulta ser la causa de una súbita ascensión. Tal vez es mejor así, desentendernos de los atardeceres en declive y acompasar el peso con la lluvia, esperando simplemente no ahogarnos en los charcos.

Si tomamos como punto de partida el principio de acción y reacción tal vez podríamos perder de vista la fricción onírica de la rememoración y comprender que, al fin y al cabo, la aerodinámica del corazón es siempre más rápida que la de nuestra mente y, por eso, jamás deberíamos permitirnos el lujo de hacer caso omiso a nuestras corazonadas. Porque el tiempo relativo es más lento visto desde el prisma de los sentimientos y el absoluto, de todas formas, no va a parar porque razonemos intuiciones.

En conclusión: vive, ama, siente, ríe y llora, es igual, lo importante es sentir. La vida está en función de dos cosas: el tiempo que vivimos y la intensidad con que lo hacemos. Hay que sacar el máximo partido a esta ecuación vital si queremos poder decir en voz alta "¡Sí, estoy vivo!". Porque vivir sin sentir es como no haber vivido.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Claves mnemotécnicas.

Firmando pactos con el olvido
para rememorar cada momento
y así cambiar los sueños por destinos,
y así pasar de ayeres a reflejos,
para que en todo brillo en el espejo
me encuentre con recuerdos compartidos
entre lo mío y lo que ya es ajeno.

Apego a lo imposible.

Como la lluvia a la intuición,
como escuchar respirar a las estrellas,
así se sienten hoy las despedidas
que juegan a encontrar la solución
de las cosas que hemos dado por perdidas
y se niegan a decir adiós.

martes, 17 de noviembre de 2009

Día gris.

Hay días luminosos, días negros y días grises.

Los días luminosos empiezan como un día normal y conforme avanzan todo lo que haces, dices o piensas es brillante, como un faro en la noche, y el tiempo pasa rápido, pero disfrutas de cada momento.

Los días negros empiezan como un día normal y según avanzan se te van torciendo las cosas como si algún gigante maniático le pusiera la zancadilla a tus deseos, se alimentara de tus ganas de reir y destruyera los pensamientos positivos.

Pero los días grises son los peores de todos. Te despiertas aletargado, o triste, o con un no-se-qué-que-qué-sé-yo que no te deja ver las cosas claras. Y no tienes ganas de hacer nada, y si haces algo lo haces mecánicamente, sin energía, como cuando caminas hacia casa y estás agotado y tus pies te llevan solos. Y de alguna manera las cosas no salen ni bien ni mal, simplemente pasan, y llega un momento en que te preguntas qué estás haciendo con tu vida, por qué ya ni siquiera puedes tener derecho a un día bueno, o incluso a un día malo en condiciones.

Odio los días grises. Pero aún odio más no ser capaz de escapar de ellos.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Pensamiento fronterizo.

Puedes esperar, presentir,
contagiar las sonrisas
a vistazos de la madrugada,
pero no despertar al Edén
sobre hierba mojada.

Si tienes suerte tal vez un error
te consigue abrir puertas al cielo,
pero no debes perder una vida
en los dados del juego:
las apuestas más altas no engañan
si juntamos a un tiempo
el valor, la esperanza y las ganas.

Y si quieres reir,
yo te coso a escondidas
un final importante,
una estrella inconstante
que te cumpla deseos
y entretanto te cuento algún cuento
de contar los pequeños instantes
descontandole al mundo
el dolor y los miedos.

Y si quieres vibrar,
dar un salto, gritar,
yo te doy la constancia,
el tesón, el esfuerzo,
y podrás conseguir una voz
que levante al momento
el susurro del sueño
cuando pienses en ir a peor.

Y si eres pequeño o un gigante
y si intentas ser siempre un extraño,
yo te escribo lo imposible y lo raro,
lo normal y lo cotidiano
y tatúo en tu piel la señal imborrable
de mis años contigo
y te llevo a un lugar
donde todo lo que es importante
se hace nada
y la nada es lo único que vale.

Y si eres culpable,
yo te quito el delito
de robarle el olvido a los mares,
que entre olas y arena
no merece la pena
seguir con disfraces.

Y aquí dejo esta historia inmoral
de consejos perfectos para cuando aún estás
persiguiendo el latido del viento
cuando lo que nos queda sólo puede acabar,
y soñamos con ser inmortales
hasta que se nos rompe la eternidad.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Guerras.

I

Frías, destructoras y cercanas,
costumbre de opresión,
curioso espanto,
un sordo amanecer. Y los disparos.

II

Corría en la piel
-despertando pesadillas-
de mano en mano,
de boca en boca
el susurro del adiós.

Libertad era muerte
y la muerte, una palabra prohibida.

Vivías y desaparecías,
eso era todo.


III

La Historia,
que era sólo el reflejo
de un olvido mal acostumbrado
a rebelarse
-y a revelarse-,
no tiene ayeres
que se le claven estáticos
porque es ayer y espada.

IV

Aunque la herida no sangre
seguirá siendo herida
y algún día será cicatriz mal curada.

V

Las hay silenciosas, pequeñas,
reprimidas,
las hay inconfesables y secretas,
pero todas traen dolor a sus espaldas
y sabor a miedo,
la metálica sensación de crueldad
de los silencios,
la desolada soledad de los hogares,
el humo de vidas que se esfuman,
las miradas vacías
y los muertos que ya no respiran.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Invitación.

Mírame porque en el fondo
lo que fuimos no será
y lo que seremos no estará
si no aprendemos a volar,
y dame el aire sostenido
de tu aliento contenido
cuando me dices bajito
lo que quisieras gritar.

Y es que la vida no entiende de secretos
y es que es de cristal hasta el más leve latido
y aunque podriamos tratar de ser distintos,
hay que hacer una elección y yo, te elijo.

Si no hubiera soledades que evitar,
dejaría a medio juego la partida
y haría trampas por caer en tu casilla
y llevarte al principio,
al comienzo conmigo,
porque es más facil terminar que empezar
y quiero ver si conseguimos avanzar.

Ahora es tu turno.

¿Jugarás conmigo?

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Se hace camino al andar.

Hoy sueño porque no despierto
de la realidad en vela,
porque fallan los otoños
pero no las primaveras,
y por fin el horizonte
ya no esconde más razones
por las que he de dejar de correr...
Y quizás pienses en volver
a aquello que no era nuestro
pero ansiábamos tener,
si quedan más tormentas
por guardarnos en la piel,
no esperes porque yo
ya estoy andando hacia el ayer
y paso a paso rompo miedos
que jamás recompondré,
que hay veces en que todo
simplemente sale bien,
te juro que aun me queda vida para dar,
y a ti también.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Estrellas.

Son ellas las que reinan cuando la noche impera,
veloces sombras cabalgan por la tierra
y el cielo hace crecer la enredadera
llena de espinas, del grande y amplio día,
que con su pétalo de luz nos contamina,
con ese olor a sueño y fantasía
que sólo las nocturnas damas velan
y vagamos sobre la insólita frontera,
como náufragos de otro mar, de otra guerra,
anhelando un hogar que apenas recordamos,
de eterno amanecer y eterno ocaso,
donde descansa el corazón deshabitado.

Y caen, siempre están cayendo,
-según su perspectiva, remontando
las olas del indómito universo-
y van dejando estelas tras su paso
que siguen los destinos y los besos.