Tardé en recordar lo que dura medio parpadeo la pimienta y la sal de los besos de noche que duermen estrellas y me dio por gritar a escondidas a las puertas cerradas. Me olvidé de buscar en mis llaves el portal de tu cama y así espera mi luna perdida, de dosel en dosel, de ventana en ventana, susurrando bajito al oído que tus ojos me atan al rincón más hermoso y discreto del desván de tu alma, ese donde ocultamos miradas, celebramos sonrisas, traicionamos disgustos y también donde osé desgastar el placer y las ganas.
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