lunes, 2 de noviembre de 2009

Estrellas.

Son ellas las que reinan cuando la noche impera,
veloces sombras cabalgan por la tierra
y el cielo hace crecer la enredadera
llena de espinas, del grande y amplio día,
que con su pétalo de luz nos contamina,
con ese olor a sueño y fantasía
que sólo las nocturnas damas velan
y vagamos sobre la insólita frontera,
como náufragos de otro mar, de otra guerra,
anhelando un hogar que apenas recordamos,
de eterno amanecer y eterno ocaso,
donde descansa el corazón deshabitado.

Y caen, siempre están cayendo,
-según su perspectiva, remontando
las olas del indómito universo-
y van dejando estelas tras su paso
que siguen los destinos y los besos.

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