sábado, 31 de octubre de 2009

Conversaciones.

Hay un viento de luz
que suspira cansado
cuando caen al salir
las estrellas dormidas
y el otoño que ríe lacera el silencio
como los manantiales que surgen del día.

Hoy no quiere escuchar el recuerdo
las promesas que guardan
cada noche tus manos
y el Octubre que pasa te mira de lado,
porque aún no fingiste vivir despistado.

Y yo que retengo miradas
como las prisioneras
de un millón de victorias
sólo pienso en llegar pronto a casa
y contarte al oído que me sé de memoria
tu miedo, tu olvido y tus ganas.

Si queremos bailar no habrá historias
sobre líneas torcidas entre bifurcaciones,
que de tinta de ayeres no me sobran pinceles,
los gasté de pintar tu sonrisa en todos mis rincones.

¿Y no quedan tampoco colores
de esos que me enseñaste
a esparcir por tu piel?

Por quedar, aún nos queda el mundo entero,
que es como una extensión
de tu cuerpo y mi cuerpo.

¿Y por qué no intentamos alcanzar
ese cielo que escapa
cuando tú ya no estás?

Porque, amor, si no hay nada imposible,
no podríamos permitirnos
el lujo de soñar.

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