Dices "nada"
como si fueras a marcharte otra vez
con la esperanza metida entre los pies
maldiciendo madrugadas.
Y dices "todo"
como si el tiempo lo quisiera al revés
y el silencio que no cabe en tu piel
se sintiera solo.
Y dices "siempre"
como si fuera una palabra prohibida
que se te clava y te quita la vida
jurando eternamente.
Y dices "nunca"
como si un fuego te quemara los labios,
ajeno a aquellos que mienten a diario,
sin duda alguna.
Y dices "te quiero"
como si el cielo amaneciese en tu voz,
a un lado el mundo y al otro el corazón
y eres sincero
y hay algo inexplicable que nace entre los dos.
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