Nunca es tarde para ahogar el miedo
con el nudo de los sueños
o el alcohol de los deseos,
un tequila a media tarde
que nos sepa a vino añejo
es suficiente para olvidarte
pero no para ir al cielo
y se me escapan las mañanas
entre vasos de aguardiente,
si es que hubo un mal traspiés
no consigo comprenderte
en las noches desveladas
me ha atrapado la corriente.
Y dirás "qué mala suerte"
pero en el fondo no importa
porque ahogarse en los recuerdos
es mejor que volar sola
y a estas horas necesito
aparecerme en tu piel,
desvanecerme un instante
para regresar después
convertida en la nostalgia
de quien no sabe esconder
la tristeza en la sonrisa
ni la lluvia en el papel.
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