Cinco amigos.
Dejamos
en la puerta el ayer y el mañana
a la espera de ser recogidos al volver,
porque ese tiempo era nuestro y solo nuestro:
cinco estrellas dispuestas a caer.
Y volvimos el mundo del revés
para pintar sonrisas en el cielo
reconstruyéndolo a nuestra manera:
cinco dioses tranquilos y sin miedo.
A través de todo lo distinto
en el fondo aún éramos los mismos
y bailábamos juntos con las mareas:
cinco gotas de agua en tierra.
Y ahora que al despertar estamos lejos
pienso que sólo pudimos ganar con lo perdido
y que al final somos lo que fuimos:
cinco tesoros únicos, cinco amigos.
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