domingo, 24 de enero de 2010

Bajo el cielo raso.

Sorprende la mañana como siempre
al borde de una eternidad que reconozco
y de otra libertad que desconozco
al menos hasta que entre en la corriente
que es donde salta el mundo cada paso
y el cielo torpemente se tropieza,
hunde los pies al fondo del abismo
y hace que todo sea más fácil mientras rueda
y enreda los segundos que nos quedan
a un sueño, a una ilusión, a un imprevisto,
a una oportunidad a la vereda
de nuestro despertar en el camino.

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