Avisé al alba:
Belcebú
cercenó cada
destello de
esperanza.
Fue furia
grotesca, grácil
huída hacia
indómitos infiernos.
Jirones
kármicos,
la luz
mutilada
nítidamente... Ningún
ñoño
oscuro ondeó
para presumir.
¿Quién
recibió respuesta?
Suficientes sinos sucumbieron,
trístemente truncados.
Una única
verdad
wagneriana:
Xión
yace y
zozobra...
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