viernes, 12 de marzo de 2010
Carpe noctem.
En esta canción interminable, donde se clavan las frases como espinas de recuerdo, te veo sonriendo de cerca y en tus ojos luce un sol más siniestro. No escuché cómo mordía la noche tu mirada, ni vi el final entre los dientes del amanecer, porque no quise despertar al ver la luz tras las persianas, ni pensar en si los sueños huirían tras tu piel. Y ahora miro al espejo, buscando algún rastro de tu boca entre mis labios, deseando encontrarte detrás de mí, susurrándome al oído que no estoy loca, que aún estás aquí. Deletreo una a una las razones, ignorando la llamada de advertencia que lanza el corazón, y descubro todas las locuras que comienzan con tu nombre y acaban... sin ti.
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