sábado, 6 de junio de 2009

Paciencia.

Pensamientos en fuga, ojos aún más veloces que las manos, y ya no me da tiempo a pasar las hojas, el filo de las letras corta poco a poco los minutos, como un experto asesino de preguntas sin respuesta. Combaten la memoria contra las ganas y va ganando esta última, pero si hay algo que he aprendido es a no desconfiar de la resistencia de la primera y a tener cuidado con los quiebros de las ganas. Si te dejas llevar por ellas puedes estar a un segundo de la victoria y pararte en seco sin intención de llegar a la meta. Y, por supuesto, no pienso hacer eso. Si hay algo que contraste con mis ánimos volátiles es esa fuerza extraña que me lleva a intentar dar lo mejor de mí. Aún no me quedo del todo satisfecha con los resultados, pero todo llegará. Para estas ocasiones, me sobra la paciencia.

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