domingo, 27 de diciembre de 2009

Con el fuego del cariño.

Si detuvieran las gotas frías de tu mirada no dudaría en derretirlas entre mis manos, porque de ausencia solo congela la luz del alba y en el rocío de tu sonrisa yo me deshago. Y es que tal vez sea amarte mi único vicio y es un delito si te desvisto no desnudarte y recibir en los labios tu dulce rendición a mis encantos o retener tu caricia como rehén o equipaje que llevará a mi piel a volar en otros viajes... Y es que si nombras un cielo yo te lo pinto con acuarelas de infiernos porque al pintar tus resquicios se vuelven diablos los ángeles y tu voz un gemido que intenta en vano ocultarme los latidos de tu pecho con mil canciones cambiantes que se cuelan en los sueños y hablan de cómo olvidarte porque el camino es estrecho y sólo si tu vas delante pueden entrar los deseos, pero mi anhelo es quedarme siempre contigo en el lecho, donde nos quedan millares de recuerdos escondidos y duerme bajo la almohada un secreto compartido: el de quemar madrugadas con el fuego del cariño que no entiende de mañanas, ni de ayeres, ni de olvidos.

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