I
De vuelta al ritmo,
de vuelta a contar la vida
por despertares.
II
Que poco queda ya del cielo
si por huir desgastamos horizontes
y por quedarnos
se nos escapan los recuerdos,
diluidos en la máscara del tiempo.
III
Dale la espalda al olvido,
cruza y descruza los dedos,
al fin y al cabo el destino
siempre nos queda pequeño,
al otro lado del río,
como un fantasma perverso
que nunca abandona su sitio.
IV
Si tu miedo es quedarte conmigo
y ver que no somos iguales,
que nunca seremos los mismos,
que sólo tendremos instantes,
el mío es quedarme sin ti,
estar sola en las horas fugaces,
cambiar cuando no estás aquí
y ser, en el fondo, la misma de antes.
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