Te miro a los ojos mientras recuerdo y dudo que hayas sido el primero en entrar a mi corazón.
Te dedico mi sonrisa más sincera, prometo no hacerte daño cuando te diga adiós. Me iré tan lentamente que cuando desaparezca de tu vida ni siquiera te darás cuenta.
Y es que hoy he comprendido que no existen los medios corazones, sino los corazones enteros que encajan entre sí. Y nosotros no encajamos. Pretendimos encajar, pero somos dos polos que se repelen entre sí. A fuerza de caricias, de palabras, de besos, hemos intentado fingir que no somos así, disfrazar de inexistencia aquellas cosas que nos alejan. Pero al final acaban por desvestirse, entre copa y copa, y creo que es mejor dejar las máscaras para el carnaval.
Para que veas que no te engaño, me quito el antifaz primero y te hago ver por qué no podemos estar juntos:
amo la libertad, y tú... no tienes alas.
1 comentario:
hablo!!como si tu escribieras de pena,no te digo...
me gusta mucho este relato...me gsuta lo de que no existen los medios corazones,es muy bonito,y creo q muy cierto.
un besito!
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