viernes, 29 de mayo de 2009

De tiempo y acuarelas.

El sol, que se esfuerza en apretar firmemente los contornos del tiempo, hoy va perdiendo la batalla a deshoras. Resulta que ahora es demasiado difuminado y ya, demasiado preciso, y no se me ocurren más palabras, y es que tecla a tecla se desmoronan los segundos entre los dedos mientras la Luna me guiña un ojo desde el cielo. Y ¿qué le voy a hacer, si no puedo resistir su llamada? Con ella los minutos carecen de importancia, las letras siempre son exactas, y la vida... La vida se vuelve sueño, y el sueño, la esperanza debida. Y no, ni me faltan orejas ni me sobran pinceles, pero vino a mí como una tentación y no quise dejar de probar su color en este cuadro. Acuarelas, eso es lo que faltaba. Una aguada insomne de medias inspiraciones y ganas intactas. Y aquí se acaban los trazos, abajo a la derecha. En el sureste descansa así el peso del mundo.

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