Hay días en los que te despiertas, abres los ojos y piensas "hoy va a ser un buen día". Y resulta que se queda corto, que es un día perfecto, como un diamante colgado en las telarañas del tiempo. Y esa misma noche justo antes de dormir sólo se te ocurre pedirle a la vida que todos los días sean así, con las mismas risas y en otros lugares -o con otras risas y en el mismo lugar-, pero que te hagan sentir que soñar se queda corto viviendo y disfrutando así.
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