martes, 3 de marzo de 2009

Historia de un hombre.

Ahora duerme sin soñar, como una tierra sin nombre donde se alza el polvo de las razones sobre la lluvia, que cae en silencio como un lucero. Siguiendo su camino, que ha visto marchitar muchos sueños eternos, encontró la cordura bajo el manto del silencio y escribió en el viento palabras de amor que se convirtieron en estrellas. Alguna vez creyó en el destino, pero lo olvidó, pues en las fronteras hay que desnudar el alma y siempre se queda algo atrás, entre lunas y sombras. Viajó de noche y de día, evitando los crepúsculos que se le clavaban como espinas en la piel, decía que no soportaba las cosas a medias, y era verdad, todo en él era blanco o negro, hasta el mañana, que si estaba triste no existía.

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