martes, 17 de marzo de 2009

Libertad.

Nada anticipó la partida, ni la noche dormida ni el viento con todos sus secretos a la vista. Ahora recuerdo una sola señal de despedida, un reflejo en el espejo, los ojos mirando hacia abajo y una caricia reticente en la cintura. Lo demás fueron vino y estrellas y soledades mal dispuestas, y un silencio cada vez más denso, como el aire antes de una tormenta de verano. Sé que pensé muchas veces "algo ha cambiado", pero no supe ni sé siquiera ahora exactamente qué fue lo que nos llevó al final. Tal vez fueron las palabras no dichas o el corazón exhausto de pasiones. Quizás fue el sentimiento innombrable, la desidia recorriendo las horas o la sombra de todo separando nuestros pasos. Quisiera poder decir que me pilló por sorpresa el adiós, pero hay cosas que se cuelan en la mente como un escalofrío, presentimientos que anuncian aquello que no aceptamos hasta que se vuelve realidad. Y ahora una parte de mí anhela el olvido, pero el resto me grita "libertad". Y volaré hasta que se rompan las alas o el crepúsculo me alcance.

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