viernes, 20 de marzo de 2009

Tema: Tacones rojos.



"Red shoes" by passionphoto


Se dividió como el silencio quebrado por el sonido de unos zapatos de tacón rojos: un eco partido en dos. A un lado el color, al otro la sombra, y en medio su vida serpenteando entre agujeros, cosiendo ambas partes y obligándolas a unirse precariamente en torno a la figura de una mujer. Todo acababa confluyendo en el rojo o en el negro, invariablemente: el negro de su pelo y el rojo de sus zapatos. Los recuerdos junto a ella se configuraban en esa rara matriz dicromática, que hacía del mundo un paisaje en llamas jalonado de pinceladas oscuras.


Una vez juró que amaría por siempre a esa mujer, pero no se percató de que la eternidad es muy larga cuando se trata de sentimientos. Los años fueron pasando y los tacones rojos se fueron desgastando, hasta que se rompieron y quedaron olvidados en el fondo del armario. El color de sus recuerdos fue perdiéndose, hasta que quedó sólo la oscuridad y una suerte de herida sangrante con retazos de su sonrisa o de una lágrima. Ella se fue de su vida tal como había llegado, de imprevisto y sin razones, porque la muerte no entiende de momentos adecuados ni de lógica, tan solo viene y siempre se queda.


Rafael vivió bajo la sombra del adiós interminable durante tres largos años, hasta que otra mujer llegó a iluminar sus rincones oscuros. Llevaba sandalias y nunca usaba tacón. Cuando ella encontró los zapatos rotos y los tiró a la basura, Rafael se dio cuenta de que había tirado con ellos el primer recuerdo que guardaba de Victoria y sintió un deje de melancolía porque sabía que por mucho que Isabel lo amara, ella no entendería la magia primigenia que guardaban para él los tacones rojos, ni podría igualarla por muy caros y bonitos que fueran sus zapatos.

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